Hoy vamos a hablar de la relación de la lengua y el Bruxismo.

La lengua es como la Reina en el ajedrez, se mueve en todas direcciones y por todos los dientes que quiera, además es el centro de ejecución y percepción sensible, e irremplazable en el dominio de la masticación, deglución y fonación.

Una Reina activa y coordinada no debería descansar entre los dientes, mordida o escondida en algún lugar de la boca. La lengua debe tener la forma y el tono muscular adecuado para descansar en la zona superior del paladar.

Una buena manera de saber si tu lengua está entrenada para conseguir la forma adecuada, es intentar ponerla en punta como cuando vas a tocar algo que no sabes si está muy caliente; y para averiguar si tiene la fuerza suficiente, empujar contra tu dedo manteniendo esa forma en punta. Si has conseguido hacer estas dos acciones correctamente, es posible que a tu lengua no le cueste ningún esfuerzo permanecer quieta en el paladar mientras realizas las actividades diarias. De hecho, solo con dejarla descansar en esa posición, la musculatura que aprieta los dientes disminuye su actividad para dejar tranquila a su reina.

Así que ya sabes, deja en paz a tus dientes, entrena tu lengua, y cede el dominio de tu boca a quien de verdad lo puede todo en ella.

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